Murciélagos rojos

Tema: Murciélagos rojos Miér Oct 26, 2011 1:06 am

El señor, señor sombrerero había hecho una petición especial: murciélagos rojos lo mandaría a encontrar y en el bosque Argos, seguro, los iba a encontrar.

Enormes como águilas y deliciosos como liebre... no, como gato, se corrigió a sí mismo. Ricas como gato, o lagarto, o galigarto. Con especies sabría bien, con miel sabría mejor... oh, pero eso era sólo porque a él le gustaba la miel, ¿o era la hiel? No, no, miel... debería buscar miel de orniabeja también.

Era una lástima, su paseo por el bosque siempre duraba poco, ya estaba frente a la cueva de los murciélagos rojos y sólo tenía que arrojar una pequeña gema y... ¡PUFFF! ¡Un murcielagote! Demasiado grande, demasiado bravo, demasiado enojado con quien había interrumpido su descanso.

Ah, ¿pero tendría tiempo de chillar para hallarlo? Un saltito no es nada para una liebre y tomarlo de las alas es cosa fácil desde atrás, ya en el piso, aunque grite, el crujir como de ramas quebrándose es la señal inequívoca de que Argos ha logrado romperle las alas.

"¡Murcielagoso!" gritó con emoción... mala idea. Mamá murcielaga quiere a su bebé de vuelta y está por salir de la cueva. Sus ojos celestes se abrieron como plato y, para no perderse de ese platillo, se lo ata a la espalda aunque chille para poder correr a toda velocidad fuera del alcance de la señora enojada, a donde haya árboles que no le permitan alcanzarlo. Tan rápido, tan rápido que...

La perdió... y se perdió también y, mirando a todos lados, Argos dejó de saber donde estaba.

Tema: Re: Murciélagos rojos Vie Oct 28, 2011 4:12 pm

Aquel día se encontraba en el bosque, algo bastante inusual en él teniendo en cuenta que raramente salía de su territorio en el que sus normas eran cumplidas al pie de la letra, la razón por la que aquello acontecía podía ser diversa, desde temor o respeto hasta simplemente la búsqueda de simpatía o de acceso al Barrio Rojo.

Dejando de lado sus pensamientos, sus pies le guiaban por el espeso bosque, ahora vistiendo uno de sus típicos kimonos y fumando de su pipa dorada algo de su opio especial, con su sombrilla en la mano derecha, que cambiaba místicamente de tonalidad conforme pasaba el tiempo. Repentinamente, sus oídos escucharon un ruido sordo, haciendo que se girara y cambiara de dirección, encontrando a una "pequeña" liebre perdida en el bosque, arrancándole una divertida y misteriosa sonrisa, antes de que decidiera delatar su presencia en aquel paraje.

-Argos...

Su voz sonó suave y queda, pero perfectamente audible para su acompañante, antes de que volviera a caminar para colocarse en frente de la inquieta y alocada liebre, enfrentando sus orbes, haciendo que se perdieran mutuamente entre ellas.

-¿Un recado de Mayhew de nuevo? ¿Qué pasó? ¿Perdiste el camino de vista?

Mostraba algo de diversión ante la situación en la que se encontraba su acompañante, pero aún así gozaba de una expresión lo suficientemente amable y afable para que su compañero no se lo tomara como una ofensa y estuviera dispuesto a compartir tiempo y espacio.

Tema: Re: Murciélagos rojos Lun Oct 31, 2011 2:58 am

Una de sus largas y peculiares orejas se alzó al sonar de su nombre, desplegada como un ala para darle mayor grado de audición.

Volteó al reconocer la voz y, tras un segundo, la carita que parecía de niño asustado se trasformó en una amplia sonrisa. No le tomó ni un suspiro estar frente a ese master.

"¡Orugita!" sus manos ya estaban en las mejillas ajenas "Linda oruguita, nos llevará a casita"

Canturreaba mientras movía la cara ajena con peculiar alegría. Deteniéndose, lo miró directo a los ojos, evaluando hasta entonces las preguntas. Abrió la boca como pez fuera del agua antes de tener respuesta y... sonrió acercándose a la oreja ajena a modo de secreto.

"Haremos un platillo especial, murciélago rojo con especias de grillo" se separó, retirando sus mano para empezar a contar con los dedos algo que no tenía que contar "y sorbete de luciérnagas y galletas de patitas, pastel de limón con dientes de león y salsa de flor y... brocheta de alas"

Se puso las manos en la cintura y asintió con la cabeza un par de veces con los ojos cerrados, orgulloso de su menú.

Tema: Re: Murciélagos rojos Miér Nov 02, 2011 5:46 pm

Vio la curiosa y ligeramente tierna reacción de su acompañante, endulzando ligeramente su mística expresión, hasta que su rostro fue tomado y agitado al antojo de la liebre, sin tener en cuenta si aquello era agradable o no para su persona, como siempre solía pasar con aquel personaje, que hacía y deshacía a su gusto, pero a la vez causando una inexplicable ternura en él, acompañada de un poco de afecto que aún no sabía muy bien de dónde salía exactamente, pero dispuesto a dejarle ser libremente.

Cuando el mundo dejó de verse agitado y levemente borroso a su alrededor el menor ya había comenzado a enumerar el extenso menú que tenía en su revoltosa e inquieta mente, exponiendo comidas de lo más exóticas e inverosímiles para alguien que no conociera al chef del sombrerero. Vio como el orgullo inflaba el pecho ajeno cuando la exposición de la futura comida hubo finalizado, pareciéndole de nuevo tierno el comportamiento de su compañero.

-Estoy seguro de que todo será delicioso...

A la vez que hablaba apagó su pipa y tiro la ceniza que había dentro, limpiándola antes de guardarla entre sus ropajes, extendiendo su, ahora, mano libre hasta la del mamífero, enlazando sus dedos y comenzando a caminar por el largo e intrincado camino que les llevaría a la casa del Mad Hatter.

-Mayhew estará realmente orgulloso cuando termines tu gran hazaña... Algún día me gustaría probar tus exquisitos platos.

Tanto su tono de voz como sus palabras eran semejantes al que un adulto utilizaría para dirigirse a un niño pequeño, lleno de cariño y dulzura, usando expresiones simples y que seguramente llenarían en corazón del roedor de alegría y felicidad.

Tema: Re: Murciélagos rojos Dom Nov 13, 2011 9:50 pm

"¡Por supuesto que lo será!"

No tardaba en asegurar porque no había duda de eso, ni una sola, nada, nada ni un poco, era bueno, excelente, ¡el mejor en lo que hacía! La única e inigualable Libre de Mar... zo.

La oruga le sorprendió de nuevo cuando tomó su mano, pero, de nuevo, no tardó en componerse y corresponder, dejando ser al master, apretando también su mano mientras caminaba a la par del otro, aunque sus laaargas piernas, ahora debían arreglárselas para moverse en pasos más cortos, si no quería apresurar a la oruga, porque, claro, una liebre es más rápida que una oruguita, eso todo el mundo lo sabe. Oh, y más grande, aunque se supone que coman los mismo.

"¡Puedes probarlos hoy! pudo incluir algo para la linda oruguita en el menú, quizás así la haga crecer... hahaha aunque el señor, señor sombrerero quizás quiera a su orugosa amiga en el menú también."

Aunque... dándole un buen vistazo...

"Como sea, para hacer a la oruguita una buena comida primero hay que alimentarla bien, para que haya más carne que comer... Mmm... si fuera a ser comida, ¿cómo te gustaría que te sirviera?"

Tema: Re: Murciélagos rojos Sáb Ago 11, 2012 6:23 pm

El vigor y la alegría con la que la liebre se expresaba eran capaces de llenar de calidez y felicidad el corazón de cualquiera que se encontrara en su presencia, y eso era lo que llenaba en aquellos momentos su pecho junto con un dulce toque de ternura y cariño hacia el animoso ser que le acompañaba, sintiendo a su vez la calidez que la suave mano del de largos cabellos desprendía a través de sus manos entrelazadas, sintiéndose complacido cuando sintió que su gesto era correspondido, y ligeramente divertido al ver como el otro intentaba controlar su desbordante energía para poder caminar a su paso, lado a lado.

Una socarrona risa escapó de entre sus labios al escuchar la pregunta que el otro le dedicaba: ¿Cómo te gustaría que te sirviera? Era una buena pregunta, aunque no estaba seguro de que su respuesta fuera la que la liebre esperaba. Con un extraño brillo en sus ojos y una maliciosa, pero dulce, sonrisa se acercó al oído de su acompañante, dejando que su cálido aliento rozara su oído a la vez que daba su respuesta.

-Me gusta que me sirvan desnudo en una cama... Aunque no todos tienen el placer de probarme, pero los que lo han logrado siempre han deseado repetir y no compartirme... La pregunta es... ¿Quién quiere ser el afortunado?

Tentar a la tierna y enérgica liebre era algo que no había pasado por su mente al realizarse aquel inesperado encuentro, pero las palabras salieron solas de entre sus labios sin que pudiera razonarlo detenidamente, por lo que solo le quedó proporcionarle un suave beso en la cálida mejilla de su acompañante antes de volver a la postura inicial, dejando que el otro procesara sus palabras como deseara.